La piel es fundamental para nuestra salud y bienestar en general. Además de actuar como escudo defensivo frente al ataque de bacterias y virus, la piel nos ayuda a mantener el equilibrio hídrico y a regular la temperatura corporal.
Es el punto de contacto entre nuestro organismo y el entorno en el que vivimos, por lo que su salud se ve afectada por tensiones que provienen tanto de nuestro interior, como una mala alimentación o un desequilibrio hormonal, como de factores externos a nosotros, como los contaminantes ambientales.
Además, a través de la piel se transmiten sentimientos, emociones y estados de ánimo. La piel habla de nosotros, de lo que somos ahora y de lo que fuimos en el pasado.
Precisamente porque la piel es el punto de contacto entre nosotros y el mundo exterior, nunca debemos olvidar el hábito de prestarle el cuidado y la atención adecuados.
Por eso es importante saber qué tipo de piel tenemos, para poder elegir los productos que mejor se adapten a nuestras necesidades. Existen varias formas de clasificar los distintos tipos de piel, pero la más utilizada, sobre todo en cosmética, es la que se refiere a cuatro:
- LA PIEL GRIS generalmente tiene un aspecto brillante y es grasa al tacto debido al exceso de sebo presente en su superficie. Los poros pueden estar más o menos dilatados y es frecuente la formación de granos y "espinillas" que, además, pueden irritarse (por si fuera poco), generando molestias y rojeces.
En este caso, los productos cosméticos que hay que elegir se basan en compuestos emolientes, calmantes y purificantes y permiten así limitar la irritación, calmar el ardor tras la eliminación del grano y regularizar la producción de sebo. También debe haber un antibacteriano en la formulación para limitar la proliferación de bacterias favorecida por el exceso de sebo.
Recomendamos: mousse limpiadora purificante para lavar el rostro, sérum astringente, exfoliante facial astringente con sal de roca.
- La PIEL SECA puede deberse a una falta de agua en caso de deshidratación y/o a una baja producción de sebo... ¡siempre hay quien tiene demasiado y quien tiene demasiado poco!
En este caso, la piel es fina y propensa a agrietarse y partirse.
Por tanto, debe limpiarse con productos suaves para evitar dañar aún más una piel ya de por sí frágil. También hay que hidratarla y nutrirla adecuadamente para devolverle su elasticidad natural.
Recomendamos: mousse limpiadora revitalizante o iluminadora, sérum facial hidratante o antiedad o sérum iluminador
- La PIEL MIXTA, por su parte, se caracteriza por zonas en las que la piel es más grasa o más seca, dependiendo del número de glándulas sebáceas (productoras de sebo) presentes en esa zona concreta. Así que, ¡para complicar un poco más las cosas!
Por lo general, las zonas más "grasas" son la nariz, la frente y la barbilla; mientras que las zonas con la piel más seca suelen ser las mejillas y el contorno de los ojos. En este caso necesitamos componentes hidratantes y emolientes que consigan un equilibrio entre lo excesivamente nutritivo y lo astringente.
Recomendamos: mousse facial tonificante o purificante, sérum facial alisante o iluminador, exfoliante facial suave de azúcar moreno.
- LA PIEL NORMAL no es ni grasa ni seca, es suave y flexible al tacto.
Los productos formulados para este tipo de piel están destinados a reponer los factores emolientes e hidratantes, protegiéndola de los factores externos agresivos y de los contaminantes. La formulación cosmética debe ser especialmente equilibrada, para que pueda tener un efecto preventivo sobre la salud de la piel, sin crear adicción.
Recomendamos: mousse facial tonificante o iluminadora, sérum facial iluminador o hidratante, exfoliante facial suave.